viernes, marzo 08, 2019

En el 'Día Triunfal', la oda del mismo nombre, de Álvaro de Campos

El 8 de marzo de 1914 fue llamado por Pessoa, el Día Triunfal de su vida. Día en el que, a medio camino entre la realidad comprobable en los poemas materializados y la realidad de la metáfora de su relato vívido en la famosa carta a Adolfo Casais-Monteiro sobre la génesis de los heterónimos, del 13 de enero de 1935, habría Pessoa compuesto treinta y tantos poemas de O Guardador de Rebanhos, de Alberto Caeiro, los seis poemas ortónimos que conforman el ciclo Chuva oblíqua y la Oda Triunfal de Álvaro de Campos, que recuerdo hoy aquí.




ODA TRIUNFAL [6-1914]

Bajo la dolorosa luz de las lámparas eléctricas de la fábrica
tengo fiebre y escribo.
Escribo rechinando los dientes, fiera ante la belleza de esto,
ante la belleza de esto totalmente desconocida para los antiguos.

¡Oh ruedas, oh engranajes, r-r-r-r-r-r-r21 eterno!
¡Fuerte espasmo contenido de los maquinismos en furia!
¡En furia dentro y fuera de mí,
a través de todos mis nervios disecados,
y a través de todas las papilas de todo con lo que yo siento!
¡Tengo los labios secos, oh grandes ruidos modernos,
de oíros demasiadamente cerca,
y me arde la cabeza de quereros cantar con un exceso
de expresión de todas mis sensaciones,
con un exceso contemporáneo de vosotras, oh máquinas!

Febril y mirando los motores como a una naturaleza tropical
–grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto, y canto el presente y también el pasado y el futuro,
y hay Platón y Virgilio dentro de las máquinas y de las luces eléctricas
sólo porque hubo un pasado y fueron humanos Virgilio y Platón,
y pedazos de Alejandro Magno tal vez del siglo cincuenta,
átomos que habrán de tener fiebre en el cerebro del Esquilo del siglo cien,
andan en estas correas de transmisión y en estos émbolos y en estas volantes,
rugiendo, rasgando, murmurando, atronando, ferreando22,
haciéndome un exceso de caricias en el cuerpo con una sola caricia en el alma.
¡Ah, poder expresarme entero como un motor se expresa!
¡Ser completo como una máquina!
¡Poder ir por la vida triunfante como un automóvil último modelo!
¡Poder, al menos, contagiarme físicamente de todo esto,
rasgarme entero, abrirme completamente, hacerme poroso
para todos los perfumes de aceites y calores y carbones
de esta flora estupenda, negra, artificial e insaciable!

¡Fraternidad con todas las dinámicas!
Promiscua furia de ser parte-agente
del rodar férreo y cosmopolita
de los esforzados trenes,
de la faena transportadora-de-cargas23 de los navíos,
del giro lúbrico y lento de los guindastes,
del tumulto disciplinado de las fábricas,
y del casi-silencio murmurante y monótono de las correas de transmisión!

¡Horas europeas, productoras, cercadas
entre maquinismos y quehaceres útiles!
¡Grandes ciudades detenidas en los cafés,
en los cafés –oasis de inutilidades ruidosas–
donde se cristalizan y se precipitan
los rumores y los gestos de lo útil
y las ruedas, y las ruedas-dentadas y las chumaceras de lo progresivo!
Nueva Minerva sin-alma de los muelles y de las estaciones!
¡Nuevos entusiasmos a la altura del Momento!
¡Quillas de chapas de hierro sonriendo inclinadas junto a las dársenas,
o erguidas, en seco, en los planos inclinados de los puertos!
¡Actividad internacnional, transatlántica, Canadian-Pacific!
¡Luces y febriles pérdidas de tiempo en los bares, en los hoteles,
En los Longchamps y en los Derbies y en los Ascots,
y Piccaddillies y Avenues d L'Opéra que penetran
hacia adentro de mi alma!

¡Hé-lá las calles, hé-lá las plazas, hé-lá-hô la locura!
¡Todo lo que pasa, todo lo que se detiene ante las vitrinas!
¡Comerciantes; diversos; escrocs exageradamente bien vestidos;
Miembros evidentes de clubes aristocráticos;
escuálidas figuras dudosas; padres de familia vagamente felices
y paternales hasta en la cadenilla de oro que cruza el chaleco
de un bolsillo a otro!
¡Todo lo que pasa, todo lo que pasa y nunca pasa!
¡Presencia exageradamente acentuada de las cocottes
Banalidad interesante (¿y quién sabe qué por dentro?)
de las burguesitas, madre e hija generalmente,
que van por la calle con un fin cualquiera;
la gracia femenil y falsa de los pederastas que pasan, lentos;
y de toda la gente simplemente elegante que pasea y se muestra
y que en últimas tienen alma allá dentro!

(¡Ah, cómo desearía yo ser el souteneur de todo esto!)

¡La maravillosa belleza de las corrupciones políticas,
deliciosos escándalos financieros y diplomáticos,
agresiones políticas en las calles,
y, de vez en cuando, el cometa de un regicidio
que ilumina de Prodigio y Fanfarria los cielos
usuales y lúcidos de la Civilización cotidiana!

¡Noticias desmentidas en los periódicos,
artículos políticos insinceramente sinceros,
Noticias passez-à-la-caisse, grandes crímenes
–dos columnas de ellos pasando a la siguiente página–!
¡El fresco aroma a tinta litográfica!
¡Los carteles puestos hace poco, mojados!
¡Viens-de-paraître amarillos con una cinta blanca!
¡Cómo os amo a todos, a todos, a todos,
como os amo de todas las maneras,
con los ojos y con los oídos y con el olfato
y con el tactos (¡lo que palparos representa para mí!)
y con la inteligencia como una antena que hacéis vibrar!
¡Ah, cuán encelados están todos mis sentidos por vosotros!

¡Abonos, trilladoras a vapor, progresos de la agricultura!
¡Química agrícola, y el comercio, casi una ciencia!
¡Oh muestrarios de los vendedores-viajantes,
de los vendedores-viajantes, caballeros-andantes de la Industria,
prolongaciones humanas de las fábricas y de los calmos escritorios!

¡Oh mercancías en las vitrinas! ¡Oh maniquíes! ¡Oh últimos figurines!
¡Oh artículos inútiles que toda la gente quiere comprar!
¡Hola, grandes almacenes con variadas secciones!
¡Hola, anuncios eléctricos que vienen y están y desaparecen!
¡Hola a todo con lo que hoy se construye, con lo que hoy se es diferente de ayer!
¡Eh, cemento armado, concreto, nuevos procesos!
¡Progresos de los armamentos gloriosamente mortíferos!
¡Blindajes, cañones, ametralladoras, submarinos, aeroplanos!

Os amo a todos, a todo, como una fiera.
Os amo carnívoramente.
Pervertidamente y enroscando mi vista
en vosotros, oh grandes cosas, banales, útiles, inútiles,
oh, cosas, modernas todas,
¡oh contemporáneas mías, forma actual y próxima
del sistema inmediato del universo!
¡Nueva Revelación metálica y dinámica de Dios!

¡Oh fábricas, oh laboratorios, oh music-halls, oh Luna-Parks,
oh acorazados, oh puentes, oh exclusas fluctuantes
–en mi mente turbulenta y encandecida–
os poseo como a una mujer bella,
completamente os poseo como a una mujer bella que no se ama
y que resulta interesantísima en el encuentro casual.

¡Eh-lá-hô fachadas de los grandes almacenes!
¡Eh-lá-hô elevadores de los grandes edificios!
¡Eh-lá-hô recomposiciones ministeriales!
¡Parlamentos, políticas, ponentes de presupuestos,
presupuestos falsificados!
(Un presupuesto es tan natural como un árbol
y un parlamento tan bello como una mariposa).

Eh-lá el interés por todo en la vida,
porque todo es la vida, desde los brillantes en los mostradores
hasta la noche, puente misterioso entre los astros,
y el mar antiguo y solemne lavando las costas
y siendo misericordiosamente el mismo
que era cuando Platón era realmente Platón
en su presencia real y en su carne con el alma dentro,
y hablaba con Aristóteles, que no habría de ser discípulo suyo.

Yo podría morir triturado por un motor
con el sentimiento de deliciosa entrega de una mujer poseída.
¡Arrojadme dentro de la fragua!
¡Metedme debajo de los trenes!
¡Golpeadme a bordo de navíos!
¡Masoquismo a través de maquinismos!
¡Sadismo de no sé qué moderno y yo y barullo!

¡Up-lá jockey que ganaste el Derby,
morder entre dientes tu cap bicolor!

(¡Ser tan alto que no pudiese entrar por ninguna puerta!
¡Ah, mirar es en mí una perversión sexual!)

¡Eh-lá, eh-lá, eh-lá, catedrales!
¡Dejad que me parta la cabeza contra vuestras aristas,
y ser recogido de la calle lleno de sangre
sin que nadie sepa quién soy!

¡Oh tanvías, funiculares, trenes metropolitanos,
rozaos contra mí hasta el espasmo!
¡Hilla! ¡Hilla! ¡Hilla-hô!
¡Reíd de mí a carcajadas en plena cara,
oh automóviles atestados de juerguistas y de putas,
oh multitudes cotidianas ni alegres ni tristes de las calles,
río multicolor y anónimo donde puedo yo bañarme como querría!
¡Ah, qué vidas complejas, cuánto de todo esto entre las casas!
¡Ah, saberles la vida a todos, las dificultades de dinero,
los disputas domésticas, los libertinajes insospechados,
los pensamientos que cada uno tiene, a solas consigo, en su cuarto,
y los gestos que hace cuando nadie puede ver!
¡No saber todo esto es ignorarlo todo, oh rabia,
oh rabia que como una fiebre y una excitación y un hambre
pone mi rostro demacrado y, a veces, agita mis manos
en absurdas crispaciones en el pleno centro de las turbas
en las calles saturadas de tropezones!

¡Ah, y la gente ordinaria y sucia, que parece siempre la misma,
que emplea palabrotas como palabras usuales,
cuyos hijos roban en las puertas de las tiendas misceláneas
y cuyas hijas de ocho años –¡yo encuentro bello esto y lo amo!–
masturban hombres de aspecto decente en los vanos de la escalera!
¡La gentuza que anda por los andamios y va hacia su casa
por callejuelas casi irreales de estrechez y podredumbre.
Maravillosa gente humana que vive como los perros
que está por debajo de todos los sistemas morales,
para quienes ninguna religión fue hecha,
ningún arte se ha creado,
ninguna política destinada a ellos!
¡Cómo os amo a todos, porque sois así,
ni siquiera inmorales por ser tan bajos, ni buenos ni malos,
inalcanzables para todos los progresos,
fauna maravillosa del fondo del mar de la vida!

(En la noria del solar de mi casa
el burro da vueltas, da vueltas,
y el misterio del mundo es del tamaño de esto.
Limpia tu sudor con el brazo, trabajador descontento.
La luz del sol apaga el silencio de las esferas
y todos habremos de morir,
oh pinares sombríos al crepúsculo,
pinares donde mi infancia era otra cosa
distinta a lo que yo soy hoy...)

Pero, ¡ah, otra vez la constante rabia mecánica!
¡Otra vez la obsesión en movimiento de los autobuses.
Y otra vez la furia de estar yendo al mismo tiempo dentro de todos los trenes
de todas partes del mundo,
de estar diciendo adiós a bordo de todos los navíos
que a esta hora elevan el ancla o se apartan de los puertos.
Oh hierro, oh acero, oh aluminio, o placas de hierro ondulado!
¡Oh muelles, oh puertos, oh trenes, oh guindastes, oh remolcadores!

¡Eh-lá grandes desastres de trenes!
¡Eh-lá derrumbamientos de galerías de minas!
¡Eh-lá deliciosos naufragios de los grandes transatlánticos!
¡Eh-lá-hô revoluciones aquí, allá y acullá,
alteraciones de constituciones, guerras, tratados, invasiones,
ruido, injusticias, violencias, y tal vez en breve el fin,
la gran invasión de los bárbaros amarillos en Europa,
y otro Sol en el nuevo Horizonte!

¿Qué importa todo esto?, ¿qué le importa todo esto
al fúlgido y encarnado ruido contemporáneo,
al ruido cruel y delicioso de la civilización de hoy?
Todo eso lo apaga todo, salvo el Momento,
el Momento de tronco desnudo y caliente como una hoguera,
el Momento estridentemente ruidoso y mecánico,
el Momento dinámico, el pasar de todas las bacantes
de hierro y de bronce y de borrachera de los metales.

¡Ea trenes, ea puentes, ea hoteles a la hora de comer,
ea aparatos de todas las especies, férreos, brutos, mínimos,
instrumentos de precisión, aparatos para triturar, para cavar,
ingenios brocas, máquinas rotativas!

¡Ea! ¡Ea! ¡Ea!
¡Ea electricidad, nervios dolientes de la Materia!
¡Ea telegrafía-sin-hilos, simpatía metálica de lo Inconsciente!
¡Ea túneles, ea canales, Panamá, Kiel, Suez!
¡Ea todo lo pasado dentro del presente!
¡Ea todo lo futuro ya dentro de nosotros! ¡Ea!
¡Ea! ¡Ea! ¡Ea!
¡Frutos de hierro y útil del árbol-fábrica cosmopolita!
¡Ea! ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea-hô-ô-ô!
Ni sé que existo hacia adentro. Giro, rodeo, me ingenio.
Me enganchan en todos los trenes.
Me izan en todos los muelles.
Giro dentro de las hélices de todos los navíos.
¡Ea! ¡Ea-hô! ¡Ea!
¡Ea! ¡Soy el calor mecánico y la electricidad!
¡Ea! ¡Y los rails y los cuartos de máquinas y la Europa!
¡Ea y hurra por mí-todo y por todo, máquinas trabajando, ea!

¡Trepar con todo por encima de todo! ¡Hup-lá!

¡Hup-lá, hup-lá, hup-lá-hô, hup-lá!
¡He-lá! ¡He-hô! ¡H-o-o-o-o!
¡ Z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z!

¡Ah, no ser yo toda la gente y todos los sitios!


Fernando Pessoa (Álvaro de Campos)
Traducción de Carlos Ciro






En la publicación inicial de esta oda, figura esta indicación de fecha, aunque, si atendemos al relato del día triunfal, su fecha de composición habría sido el 8 de marzo de 1914.

«Londres, 1914 - Junio.»
Álvaro de Campos
«De un libro llamado Arco de Triunfo, por publicar.»

En carta dirigida a Pessoa, el 20 de junio de 1914, Mário de Sá Carneiro (a quien Pessoa pensó en dedicar esta oda en 1917), le dice: «No sé cómo expresarle verdaderamente mi entusiasmo por la oda de Álvaro de Campos que recibí ayer. Es algo enorme, genial, de lo más grande entre su obra (…)»; y agrega «usted acaba de escribir la obra-prima del Futurismo»






El original portugués dice:



ODE TRIUNFAL // À dolorosa luz das grandes lâmpadas eléctricas da fábrica / Tenho febre e escrevo. / Escrevo rangendo os dentes, fera para a beleza disto, / Para a beleza disto totalmente desconhecida dos antigos. // Ó rodas, ó engrenagens, r-r-r-r-r-r-r eterno! / Forte espasmo retido dos maquinismos em fúria! / Em fúria fora e dentro de mim, / Por todos os meus nervos dissecados fora, / Por todas as papilas fora de tudo com que eu sinto! / Tenho os lábios secos, ó grandes ruídos modernos, / De vos ouvir demasiadamente de perto, / E arde-me a cabeça de vos querer cantar com um excesso / De expressão de todas as minhas sensações, / Com um excesso contemporâneo de vós, ó máquinas! // Em febre e olhando os motores como a uma Natureza tropical — / Grandes trópicos humanos de ferro e fogo e força — / Canto, e canto o presente, e também o passado e o futuro, / Porque o presente é todo o passado e todo o futuro / E há Platão e Virgílio dentro das máquinas e das luzes eléctricas / Só porque houve outrora e foram humanos Virgílio e Platão, / E pedaços do Alexandre Magno do século talvez cinquenta, / Átomos que hão-de ir ter febre para o cérebro do Ésquilo do século cem, / Andam por estas correias de transmissão e por estes êmbolos e por estes volantes, / Rugindo, rangendo, ciciando, estrugindo, ferreando, / Fazendo-me um excesso de carícias ao corpo numa só carícia à alma. / Ah, poder exprimir-me todo como um motor se exprime! / Ser completo como uma máquina! / Poder ir na vida triunfante como um automóvel último-modelo! / Poder ao menos penetrar-me fisicamente de tudo isto, / Rasgar-me todo, abrir-me completamente, tornar-me passento / A todos os perfumes de óleos e calores e carvões / Desta flora estupenda, negra, artificial e insaciável! // Fraternidade com todas as dinâmicas! / Promíscua fúria de ser parte-agente / Do rodar férreo e cosmopolita / Dos comboios estrénuos, / Da faina transportadora-de-cargas dos navios, / Do giro lúbrico e lento dos guindastes, / Do tumulto disciplinado das fábricas, / E do quase-silêncio ciciante e monótono das correias de transmissão! // Horas europeias, produtoras, entaladas / Entre maquinismos e afazeres úteis! / Grandes cidades paradas nos cafés, / Nos cafés — oásis de inutilidades ruidosas / Onde se cristalizam e se precipitam / Os rumores e os gestos do útil / E as rodas, e as rodas-dentadas e as chumaceiras do Progressivo! / Nova Minerva sem-alma dos cais e das gares! / Novos entusiasmos de estatura do Momento! / Quilhas de chapas de ferro sorrindo encostadas às docas, / Ou a seco, erguidas, nos planos-inclinados dos portos! / Actividade internacional, transatlântica, Canadian-Pacific! / Luzes e febris perdas de tempo nos bares, nos hotéis, / Nos Longchamps e nos Derbies e nos Ascots, / E Piccadillies e Avenues de L'Opéra que entram / Pela minh'alma dentro! / Hé-lá as ruas, hé-lá as praças, hé-lá-hô la foule! / Tudo o que passa, tudo o que pára às montras! / Comerciantes; vários; escrocs exageradamente bem-vestidos; / Membros evidentes de clubes aristocráticos; / Esquálidas figuras dúbias; chefes de família vagamente felizes / E paternais até na corrente de oiro que atravessa o colete / De algibeira a algibeira! / Tudo o que passa, tudo o que passa e nunca passa! / Presença demasiadamente acentuada das cocottes / Banalidade interessante (e quem sabe o quê por dentro?) / Das burguesinhas, mãe e filha geralmente, / Que andam na rua com um fim qualquer; / A graça feminil e falsa dos pederastas que passam, lentos; / E toda a gente simplesmente elegante que passeia e se mostra / E afinal tem alma lá dentro! // (Ah, como eu desejaria ser o souteneur disto tudo!) // A maravilhosa beleza das corrupções políticas, / Deliciosos escândalos financeiros e diplomáticos, / Agressões políticas nas ruas, / E de vez em quando o cometa dum regicídio / Que ilumina de Prodígio e Fanfarra os céus / Usuais e lúcidos da Civilização quotidiana! // Notícias desmentidas dos jornais, / Artigos políticos insinceramente sinceros, / Notícias passez à-la-caisse, grandes crimes — / Duas colunas deles passando para a segunda página! / O cheiro fresco a tinta de tipografia! / Os cartazes postos há pouco, molhados! / Viens-de-paraître amarelos com uma cinta branca! / Como eu vos amo a todos, a todos, a todos, / Como eu vos amo de todas as maneiras, / Com os olhos e com os ouvidos e com o olfacto / E com o tacto (o que palpar-vos representa para mim!) / E com a inteligência como uma antena que fazeis vibrar! / Ah, como todos os meus sentidos têm cio de vós! // Adubos, debulhadoras a vapor, progressos da agricultura! / Química agrícola, e o comércio quase uma ciência! / Ó mostruários dos caixeiros-viajantes, / Dos caixeiros-viajantes, cavaleiros-andantes da Indústria, / Prolongamentos humanos das fábricas e dos calmos escritórios! // Ó fazendas nas montras! Ó manequins! Ó últimos figurinos! / Ó artigos inúteis que toda a gente quer comprar! / Olá grandes armazéns com várias secções! / Olá anúncios eléctricos que vêm e estão e desaparecem! / Olá tudo com que hoje se constrói, com que hoje se é diferente de ontem! / Eh, cimento armado, beton de cimento, novos processos! / Progressos dos armamentos gloriosamente mortíferos! / Couraças, canhões, metralhadoras, submarinos, aeroplanos! // Amo-vos a todos, a tudo, como uma fera. / Amo-vos carnivoramente. / Pervertidamente e enroscando a minha vista / Em vós, ó coisas grandes, banais, úteis, inúteis, / Ó coisas todas modernas, / Ó minhas contemporâneas, forma actual e próxima / Do sistema imediato do Universo! / Nova Revelação metálica e dinâmica de Deus! // Ó fábricas, ó laboratórios, ó music-halls, ó Luna-Parks, / Ó couraçados, ó pontes, ó docas flutuantes — / Na minha mente turbulenta e encandescida / Possuo-vos como a uma mulher bela, / Completamente vos possuo como a uma mulher bela que não se ama, / Que se encontra casualmente e se acha interessantíssima. // Eh-lá-hô fachadas das grandes lojas! / Eh-lá-hô elevadores dos grandes edifícios! / Eh-lá-hô recomposições ministeriais! / Parlamentos, políticas, relatores de orçamentos, / Orçamentos falsificados! / (Um orçamento é tão natural como uma árvore / E um parlamento tão belo como uma borboleta). // Eh-lá o interesse por tudo na vida, / Porque tudo é a vida, desde os brilhantes nas montras / Até à noite ponte misteriosa entre os astros / E o mar antigo e solene, lavando as costas / E sendo misericordiosamente o mesmo / Que era quando Platão era realmente Platão / Na sua presença real e na sua carne com a alma dentro, / E falava com Aristóteles, que havia de não ser discípulo dele. // Eu podia morrer triturado por um motor / Com o sentimento de deliciosa entrega duma mulher possuída. / Atirem-me para dentro das fornalhas! / Metam-me debaixo dos comboios! / Espanquem-me a bordo de navios! / Masoquismo através de maquinismos! / Sadismo de não sei quê moderno e eu e barulho! // Up-lá hô jockey que ganhaste o Derby, / Morder entre dentes o teu cap de duas cores! // (Ser tão alto que não pudesse entrar por nenhuma porta! / Ah, olhar é em mim uma perversão sexual!) // Eh-lá, eh-lá, eh-lá, catedrais! / Deixai-me partir a cabeça de encontro às vossas esquinas. / E ser levado da rua cheio de sangue / Sem ninguém saber quem eu sou! // Ó tramways, funiculares, metropolitanos, / Roçai-vos por mim até ao espasmo! / Hilla! hilla! hilla-hô! / Dai-me gargalhadas em plena cara, / Ó automóveis apinhados de pândegos e de putas, / Ó multidões quotidianas nem alegres nem tristes das ruas, / Rio multicolor anónimo e onde eu me posso banhar como quereria! / Ah, que vidas complexas, que coisas lá pelas casas de tudo isto! / Ah, saber-lhes as vidas a todos, as dificuldades de dinheiro, / As dissensões domésticas, os deboches que não se suspeitam, / Os pensamentos que cada um tem a sós consigo no seu quarto / E os gestos que faz quando ninguém pode ver! / Não saber tudo isto é ignorar tudo, ó raiva, / Ó raiva que como uma febre e um cio e uma fome / Me põe a magro o rosto e me agita às vezes as mãos / Em crispações absurdas em pleno meio das turbas / Nas ruas cheias de encontrões! // Ah, e a gente ordinária e suja, que parece sempre a mesma, / Que emprega palavrões como palavras usuais, / Cujos filhos roubam às portas das mercearias / E cujas filhas aos oito anos — e eu acho isto belo e amo-o! — / Masturbam homens de aspecto decente nos vãos de escada. / A gentalha que anda pelos andaimes e que vai para casa / Por vielas quase irreais de estreiteza e podridão. / Maravilhosamente gente humana que vive como os cães / Que está abaixo de todos os sistemas morais, / Para quem nenhuma religião foi feita, / Nenhuma arte criada, / Nenhuma política destinada para eles! / Como eu vos amo a todos, porque sois assim, / Nem imorais de tão baixos que sois, nem bons nem maus, / Inatingíveis por todos os progressos, / Fauna maravilhosa do fundo do mar da vida! // (Na nora do quintal da minha casa / O burro anda à roda, anda à roda, / E o mistério do mundo é do tamanho disto. / Limpa o suor com o braço, trabalhador descontente. / A luz do sol abafa o silêncio das esferas / E havemos todos de morrer, / Ó pinheirais sombrios ao crepúsculo, / Pinheirais onde a minha infância era outra coisa / Do que eu sou hoje...) // Mas, ah outra vez a raiva mecânica constante! / Outra vez a obsessão movimentada dos ómnibus. / E outra vez a fúria de estar indo ao mesmo tempo dentro de todos os comboios / De todas as partes do mundo, / De estar dizendo adeus de bordo de todos os navios, / Que a estas horas estão levantando ferro ou afastando-se das docas. / Ó ferro, ó aço, ó alumínio, ó chapas de ferro ondulado! / Ó cais, ó portos, ó comboios, ó guindastes, ó rebocadores! // Eh-lá grandes desastres de comboios! / Eh-lá desabamentos de galerias de minas! / Eh-lá naufrágios deliciosos dos grandes transatlânticos! / Eh-lá-hô revoluções aqui, ali, acolá, / Alterações de constituições, guerras, tratados, invasões, / Ruído, injustiças, violências, e talvez para breve o fim, / A grande invasão dos bárbaros amarelos pela Europa, / E outro Sol no novo Horizonte! // Que importa tudo isto, mas que importa tudo isto / Ao fúlgido e rubro ruído contemporâneo, / Ao ruído cruel e delicioso da civilização de hoje? / Tudo isso apaga tudo, salvo o Momento, / O Momento de tronco nu e quente como um fogueiro, / O Momento estridentemente ruidoso e mecânico, / O Momento dinâmico passagem de todas as bacantes / Do ferro e do bronze e da bebedeira dos metais. // Eia comboios, eia pontes, eia hotéis à hora do jantar, / Eia aparelhos de todas as espécies, férreos, brutos, mínimos, / Instrumentos de precisão, aparelhos de triturar, de cavar, / Engenhos brocas, máquinas rotativas! // Eia! eia! eia! / Eia electricidade, nervos doentes da Matéria! / Eia telegrafia-sem-fios, simpatia metálica do Inconsciente! / Eia túneis, eia canais, Panamá, Kiel, Suez! / Eia todo o passado dentro do presente! / Eia todo o futuro já dentro de nós! eia! / Eia! eia! eia! / Frutos de ferro e útil da árvore-fábrica cosmopolita! / Eia! eia! eia! eia-hô-ô-ô! / Nem sei que existo para dentro. Giro, rodeio, engenho-me. / Engatam-me em todos os comboios. / Içam-me em todos os cais. / Giro dentro das hélices de todos os navios. / Eia! eia-hô! eia! / Eia! sou o calor mecânico e a electricidade! / Eia! e os rails e as casas de máquinas e a Europa! / Eia e hurrah por mim-tudo e tudo, máquinas a trabalhar, eia! // Galgar com tudo por cima de tudo! Hup-lá! // Hup-lá, hup-lá, hup-lá-hô, hup-lá! / Hé-la! He-hô! H-o-o-o-o! / Z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z! // Ah não ser eu toda a gente e toda a parte! // «Londres, 1914 — Junho.» / Álvaro de Campos / «Dum livro chamado Arco do Triunfo, a publicar.»

TaBaCaRio

En el mes del nonagésimo aniversario de publicación del que tal vez sea el más recordado poema de Fernando Pessoa, esta traducción de Tabaca...