Hora absurda - Fernando Pessoa
El poema "Hora
absurda", compuesto durante la que muchos llaman la "fase
militante" del modernismo portugués, el 4 de julio de 1913, y publicado
por primera vez en el primer número de la revista Exílio (Revista mensal. Artes, letras e sciencias), en abril de
1916 —época intermedia entre Orpheu
(1915) y Portugal Futurista (1917)— se encuentra, en la producción ortónima de Pessoa, como equidistante de la
reiteración casi opresiva de imágenes que exhibe el poema "Paulares /
Impresiones del crepúsculo" (Pauis /
Impressões do crepûsculo) —poema fundacional del "paulismo"— y
del "interseccionismo" ya desarrollado y consciente del poema
"Lluvia oblicua" (Chuva oblíqua).
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Portada de la mencionada revista Exílio, No. I. Lisboa, Abril de 1916, donde apareciera publicado por primera vez el poema "Hora absurda" de Fernando Pessoa. |
Hora
absurda
Tu silencio es una nave con
todas las velas pandas...
Blandas, las brisas juegan
en los banderines, tu sonrisa...
Y tu sonrisa en tu silencio
es las escaleras y los peldaños
con que más alto me finjo y
al pie de cualquier paraíso...
Mi corazón es un ánfora que
cae y que se parte...
Tu silencio lo recoge y lo
guarda, partido, en un canto...
Mi idea de tí es un cadáver
que el mar trajo a la playa... y, entre tanto,
tú eres la tela irreal en
que yerro en colores mi arte...
Abre todas las puertas y
que el viento barra la idea
que tenemos de que un humo
perfuma de ocio los salones...
Mi alma es una caverna
henchida por la marea llena,
y mi idea de soñarte, una
caravana de histriones...
Llueve oro pálido, pero no,
no allá afuera... Es en mí... Soy la Hora,
Y la Hora es de asombros y
toda ella escombros de ella...
En mi atención hay una
viuda pobre que nunca llora...
En mi cielo interior nunca
hubo una única estrella...
Hoy el cielo es pesado como
la idea de no alcanzar nunca un puerto...
La llovizna es vacía... La
Hora sabe a haber* sido...
¡Ah, no existir cualquier
cosa como lechos para las naves!... Absorto
en su alejarse de sí, tu
mirar es una maldición sin sentido...
Hechas están todas mis
horas de jaspe negro,
mis ansias todas talladas
en un mármol que no existe,
no es alegría ni dolor este
dolor con que me alegro
y mi bondad inversa no es
ni buena ni mala...
Los haces de los líctores
se abrieron a la vera de los caminos...
Los pendones de las
victorias medievales tampoco llegaron a las cruzadas...
Infolios útiles pusieron entre
las piedras de las barricadas...
Y, en las vías férreas, la
hierba creció con vigores dañinos...
¡Ah, cuán vieja esta hora!...
¡Y todas las naves zarparon!
En la playa, sólo un cabo
muerto y los restos de una vela hablan
de lo Lejano, de las horas
del Sur, de allí de donde nuestros sueños arrancan
aquella angustia de soñar
más que incluso para sí callan...
El palacio está en
ruinas... Duele ver, en el parque, el abandono
de la fuente sin
surtidor... Nadie levanta su mirada del sendero
y siente saudades de sí
frente a aquel lugar-otoño...
Este paisaje es un
manuscrito con la frase más bella cortada...
La loca partió todos los
candelabros glabros,
con cartas rasgadas,
muchas, ensució de humano el lago...
Y es mi alma aquella luz
que no habrá ya en los candelabros...
Y mis ansias, brisas
fortuitas, ¿qué querrán del aciago lago?
¿Por qué me aflijo y me
enfermo?... Desnudas al luar tiéndense
todas las ninfas... El sol
llegó y ya habían partido
Tu silencio que me arrulla
es la idea de naufragar,
y la idea del sonar de tu
voz, la lira de un Apolo fingido...
No quedan ya colas de
pavos, todas ojos, en los jardines de otrora...
Incluso las sombras están
más tristes... Todavía
hay rastros sobre el suelo
de vestes de hadas (parece), y llora aún
algo similar a un eco de
pasos en la alameda que justo aquí termina...
Todos los ocasos se
fundieron en mi alma...
Frescas fueron, bajo mis
pies fríos, las hierbas de todos los prados...
Se secó en tu mirar la idea
de creerte calma
y ver yo esto en ti es un
puerto sin navíos...
A un tiempo se irguieron
todos los remos... Sobre el oro de los trigales
cruzó una saudade de no ser
el mar... Frente
a mi trono de alienación
hay gestos con piedras raras...
Una lámpara que se apagó es
ya mi alma y aún está caliente...
¡Ah, y tu silencio es un
perfil de cumbre al sol!
Todas las princesas
sintieron el seno oprimido...
Desde la última ventana del
castillo sólo un girasol
se ve, y soñar que haya
otros pone brumas en nuestro sentido...
¡Ser nosotros y no sernos
más!... ¡Oh, leones nacidos en la jaula!...
Repique de campanas más
allá, en el Otro Valle... ¿Cercano?...
El colegio arde y un niño
quedó encerrado en el aula...
¿Por qué no ha de ser Norte
el Sur?... ¿Qué ha sido descubierto?
Y yo deliro... Pauso de
repente en lo que pienso... Te miro
y tu silencio es una
ceguera mía... Te miro y sueño...
Hay cosas rojas y cobras[i]
en el modo en que te medito
y la idea de ti sabe al
recuerdo de un sabor repulsivo...
¿Para qué no tener
desprecio por ti? ¿Por qué no perderlo?...
¡Ah, deja que yo te
ignore!... Tu silencio es un abanico
—un abanico cerrado—, un
abanico que abierto sería tan bello, tan bello,
que es más bello no
abrirlo, para que no caiga en pecado la Hora...
Heláronse todas las manos
cruzadas sobre todos los pechos...
Marchitáronse más flores de
las que había en el jardín...
Mi amarte es una catedral
de silencios elegidos,
y mis sueños, una
escalinata sin comienzo pero con fin...
Alguien entrará por la
puerta... Se siente al aire sonreír...
Viudas tejedoras gozan las
mortájas de vírgenes que tejen...
Ah, tu tedio es una estatua
de una mujer que habrá de llegar,
el perfume que los
crisantemos tendrían, si lo tuviesen...
Es preciso destruir el
propósito de todos los puentes,
vestir de alienación los
paisajes de todas las tierras,
enderezar a la fuerza la
curva de los horizontes,
y, por tener que vivir,
gemir como un brusco ruido de sierras...
¡Hay tan poca gente que ame
los paisajes que no existen!
Saber que el mismo mundo aún
existirá mañana, ¡cuánto nos desalegra!...
Que no sea mi oír tu
silencio unas nubes que atristen
tu sonrisa, ángel exiliado,
y tu tedio, aureola negra...
Suave,como tener madre y
hermanas, la rica tarde desciende...
No llueve ya, y el vasto
cielo es una gran sonrisa imperfecta...
Mi consciencia de tener
consciencia de ti es una plegaria,
y mi saberte sonriendo, una
flor marchita en mi pecho...
¡Ah, si fuésemos dos
figuras en un lejano vitral!...
¡Ah, si fuésemos los dos
colores de una bandera de gloria!...
¡Acéfala estatua puesta en
un rincón, polvorienta pila bautismal,
pedón de vencidos con este
lema escrito en su centro: Victoria!
¿Qué es lo que me
tortura?... Si hasta tu rostro en calma
sólo me llena de tedios y
de opios de ocios horrendos...
No lo sé...Yo soy un loco
que extraña su propia alma...
Yo fui amado en efigie en
un país más allá de los sueños...
[4-7-1913]
Hora Absurda // O teu silêncio é uma nau com todas
as velas pandas... / Brandas, as brisas brincam nas flâmulas, teu sorriso... /
E o teu sorriso no teu silêncio é as escadas e as andas / Com que me finjo mais
alto e ao pé de qualquer paraíso... // Meu coração é uma ânfora que cai e que
se parte... / O teu silêncio recolhe-o e guarda-o, partido, a um canto... /
Minha ideia de ti é um cadáver que o mar traz à praia..., e entanto / Tu és a tela
irreal em que erro em cor a minha arte... // Abre todas as portas e que o vento
varra a ideia / Que temos de que um fumo perfuma de ócio os salões... / Minha
alma é uma caverna enchida p'la maré cheia, / E a minha ideia de te sonhar uma
caravana de histriões... // Chove ouro baço, mas não no lá-fora... É em mim...
Sou a Hora, / E a Hora é de assombros e toda ela escombros dela... / Na minha
atenção há uma viúva pobre que nunca chora... / No meu céu interior nunca houve
uma única estrela... // Hoje o céu é pesado como a ideia de nunca chegar a um
porto... / A chuva miúda é vazia... A Hora sabe a ter sido... / Não haver
qualquer cousa como leitos para as naus!... Absorto / Em se alhear de si, teu
olhar é uma praga sem sentido... // Todas as minhas horas são feitas de jaspe
negro, / Minhas ânsias todas talhadas num mármore que não há, / Não é alegria
nem dor esta dor com que me alegro, / E a minha bondade inversa não é nem boa
nem má... // Os feixes dos lictores abriram-se à beira dos caminhos... / Os
pendões das vitórias medievais nem chegaram às cruzadas... / Puseram in-fólios
úteis entre as pedras das barricadas... / E a erva cresceu nas vias-férreas com
viços daninhos... // Ah, como esta hora é velha!... E todas as naus partiram! /
Na praia só um cabo morto e uns restos de vela falam / Do Longe, das horas do
Sul, de onde os nossos sonhos tiram / Aquela angústia de sonhar mais que até
para si calam... // O palácio está em ruínas... Dói ver no parque o abandono /
Da fonte sem repuxo... Ninguém ergue o olhar da estrada / E sente saudades de
si ante aquele lugar-outono... / Esta paisagem é um manuscrito com a frase mais
bela cortada... // A doida partiu todos os candelabros glabros, / Sujou de
humano o lago com cartas rasgadas, muitas... / E a minha alma é aquela luz que
não mais haverá nos candelabros... / E que querem ao lago aziago minhas ânsias,
brisas fortuitas?... // Porque me aflijo e me enfermo?... Deitam-se nuas ao
luar / Todas as ninfas... Vejo o sol e já tinham partido... / O teu silêncio
que me embala é a ideia de naufragar, / E a ideia de a tua voz soar a lira dum
Apolo fingido... // Já não há caudas de pavões todas olhos nos jardins de
outrora... / As próprias sombras estão mais tristes... Ainda / Há rastros de
vestes de aias (parece) no chão, e ainda chora / Um como que eco de passos pela
alameda que eis finda... // Todos os casos fundiram-se na minha alma... / As
relvas de todos os prados foram frescas sob meus pés frios... / Secou em teu
olhar a ideia de te julgares calma, / E eu ver isso em ti é um porto sem
navios... // Ergueram-se a um tempo todos os remos... Pelo ouro das searas /
Passou uma saudade de não serem o mar... Em frente / Ao meu trono de alheamento
há gestos com pedras raras... / Minha alma é uma lâmpada que se apagou e ainda
está quente... // Ah, e o teu silêncio é um perfil de píncaro ao sol! / Todas
as princesas sentiram o seio oprimido... / Da última janela do castelo só um
girassol / Se vê, e o sonhar que há outros põe brumas no nosso sentido... //
Sermos, e não sermos mais!... Ó leões nascidos na jaula!... / Repique de sinos
para além, no Outro Vale... Perto?... / Arde o colégio e uma criança ficou
fechada na aula... / Por que não há-de ser o Norte o Sul?... O que está
descoberto?... // E eu deliro... De repente pauso no que penso... Fito-te / E o
teu silêncio é uma cegueira minha... Fito-te e sonho... / Há coisas rubras e
cobras no modo como medito-te, / E a tua ideia sabe à lembrança de um sabor de
medonho... // Para que não ter por ti desprezo? Por que não perdê-lo?... / Ah,
deixa que eu te ignore... O teu silêncio é um leque — / Um leque fechado, um
leque que aberto seria tão belo, tão belo, / Mas mais belo é não o abrir, para
que a Hora não peque… // Gelaram todas as mãos cruzadas sobre todos os
peitos... / Murcharam mais flores do que as que havia no jardim... / O meu
amar-te é uma catedral de silêncios eleitos, / E os meus sonhos uma escada sem
princípio mas com fim... // Alguém vai entrar pela porta... Sente-se o ar
sorrir... / Tecedeiras viúvas gozam as mortalhas de virgens que tecem... / Ah,
o teu tédio é uma estátua de uma mulher que há de vir, / O perfume que os
crisântemos teriam, se o tivessem... // É preciso destruir o propósito de todas
as pontes, / Vestir de alheamento as paisagens de todas as terras, / Endireitar
à força a curva dos horizontes, / E gemer por ter de viver, como um ruído
brusco de serras... // Há tão pouca gente que ame as paisagens que não
existem!... / Saber que continuará a haver o mesmo mundo amanhã – como nos
desalegra !... / Que o meu ouvir o teu silêncio não seja nuvens que atristem /
O teu sorriso, anjo exilado, e o teu tédio, auréola negra... // Suave, como ter
mãe e irmãs, a tarde rica desce... / Não chove já, e o vasto céu é um grande
sorriso imperfeito... / A minha consciência de ter consciência de ti é uma
prece, / E o meu saber-te a sorrir é uma flor murcha a meu peito... // Ah, se
fôssemos duas figuras num longínquo vitral!... / Ah, se fôssemos as duas cores
de uma bandeira de glória!... / Estátua acéfala posta a um canto, poeirenta pia
baptismal, / Pendão de vencidos tendo escrito ao centro este lema — Vitória! //
O que é que me tortura?... Se até a tua face calma / Só me enche de tédios e de
ópios de ócios medonhos... / Não sei... Eu sou um doido que estranha a sua
própria alma... / Eu fui amado em efígie num país para além dos sonhos...
Fuente: Pessoa, Fernando. Poesía 1902-1917, edição de Manuela Parreira da Silva, Ana María Freitas e Madalena Dine. Lisboa, Ed. Assírio & Alvim, 2005. También disponible en línea en diversos lugares como: arquivopessoa.net.
En español, han aparecido
publicadas diversas versiones en antologías traducidas por José Antonio
Llardent, Miguel Ángel Viqueira, Marcela Testadiferro, Marcelo Cohen y Miguel
Ángel Flórez; y posiblemente, algunas otras que escapan a mi memoria y
conocimiento, además de las publicadas en otros medios.
[i] La
palabra portuguesa 'cobras' tiene el
doble sentido del adjetivo “cobrizas” (del color del cobre) y del sustantivo
plural “cobras” (ofidios); sin duda, Pessoa juega aquí con esta dualidad.
Comentarios
Un fuerte abrazo.
HD