domingo, abril 16, 2017

"Yo ni siquiera soy poeta: veo.". Alberto Caeiro, 128 aniversario de su nacimiento.

"Yo ni siquiera soy poeta: veo."

Alberto Caeiro (Alberto Caeiro da Silva), que en la cronología pessoana habría nacido el 16 de abril de 1889 a la 1:45 p. m. en Lisboa, surge, en la escritura de Pessoa, el famoso 8 de marzo de 1915, el 'día triunfal', como personaje central (maestro) del círculo ficcional de personalidades que conformaron el "drama em gente" pessoano. Campos y Pessoa le atribuyen un semblante divino e infantil, propio de alguien que es, a un tiempo, sabio e inocente. En un fragmento de entrevista a Alberto Caeiro firmada por Alexander Search, dice Caeiro: 

«Soy inclusive el primer poeta que recordó que la Naturaleza existe. Los demás poetas han cantado la Naturaleza subordinándola a ellos, como si ellos fueran Dios; yo canto la naturaleza subordinándome a ella, porque nada me indica que yo soy superior a ella, dado que ella me incluye, que yo nazco de ella y que [] ...
     Mi materialismo es un materialismo espontáneo. Soy perfectamente y constantemente ateo y materialista. No ha existido nunca, estoy seguro, un materialista y un ateo como yo... Pero eso se debe a que el materialismo y el ateísmo sólo ahora encontraron en mí su poeta.»

Y, Ricardo Reis, otro de sus discípulos, escribe:

«Alberto Caeiro es, creemos, el mayor poeta del siglo veinte, por ser el más completo subversor de todas las sensibilidades diversamente conocidas y de todas las fórmulas intelectuales variadamente aceptadas. Vivió y pasó oscuro y desconocido. Es esa (dicen los ocultistas) la (señal) distintiva de los Maestros.
     Los propios griegos de la gran Grecia, creadores del Objetivismo, no alcanzaron el Objetivismo Trascendente del asombroso portugués a quien nada dio la fama porque él nada le pidió; y tampoco, porque, si algo le pidiese, ella (hoy tan injustamente pródiga) no sabría qué darle. (...)
     La obra de Caeiro es menester que sea leída con una atención nueva. Todo es nuevo en ella. Ni la sustancia intelectual, ni el arte de las imágenes, ni la misma figuración verbal tienen precedentes o alianzas.»

Para recordarlo hoy, en el 128 aniversario de su nacimiento, este poema:




La asombrosa realidad de las cosas
es mi descubrimiento de todos los días.
Cada cosa es lo que es,
y es difícil explicar a alguien cómo me alegra eso
y cuánto me basta.

Basta existir para serse completo.

He escrito poemas bastantes.
Habré de escribir muchos más, naturalmente.
Cada poema mío dice esto,
y todos mis poemas son diferentes,
porque cada cosa que existe es una manera de decir esto.

A veces me pongo a mirar hacia una piedra.
No me pongo a pensar si ella siente.
No me pierdo llamándole hermana mía.
Pero me gusta por ser ella una piedra,
me gusta ella porque ella no siente nada,
me gusta ella porque ella no tiene parentesco alguno conmigo.

Otras veces oigo pasar el viento,
y descubro que sólo para oír pasar el viento vale la pena haber nacido.

Yo no sé qué será lo que los demás pensarán leyendo esto,
pero pienso que esto ha de estar bien porque lo pienso sin esfuerzo,
y sin ideas de otras personas oyéndome pensar;
porque lo pienso sin pensamientos,
porque lo digo como mis palabras lo dicen.

Una vez me llamaron poeta materialista,
y yo me sorprendí, porque no creía
que pudiera llamárseme como cualquier cosa.
Yo ni siquiera soy poeta: veo.
Si lo que escribo tiene valor, no soy yo quien lo tiene:
el valor está allí, en mis versos.
Todo eso es absolutamente independiente de mi voluntad.

7-11-1915
Alberto Caeiro (Fernando Pessoa)
Traducción de Carlos Ciro

Ensayo de firma de Alberto Caeiro. Espolio Pessoa de la Biblioteca Nacional de Portugal. Cota [21-70]



Original portugués del poema:

A espantosa realidade das coisas
É a minha descoberta de todos os dias.
Cada coisa é o que é,
E é difícil explicar a alguém quanto isso me alegra,
E quanto isso me basta.

Basta existir para se ser completo.

Tenho escrito bastantes poemas.
Hei-de escrever muitos mais, naturalmente.
Cada poema meu diz isto,
E todos os meus poemas são diferentes,
Porque cada coisa que há é uma maneira de dizer isto.

Às vezes ponho-me a olhar para uma pedra.
Não me ponho a pensar se ela sente.
Não me perco a chamar-lhe minha irmã.
Mas gosto dela por ela ser uma pedra,
Gosto dela porque ela não sente nada,
Gosto dela porque ela não tem parentesco nenhum comigo.

Outras vezes oiço passar o vento,
E acho que só para ouvir passar o vento vale a pena ter nascido.

Eu não sei o que é que os outros pensarão lendo isto;
Mas acho que isto deve estar bem porque o penso sem esforço,
Nem ideia de outras pessoas a ouvir-me pensar;
Porque o penso sem pensamentos,
Porque o digo como as minhas palavras o dizem.

Uma vez chamaram-me poeta materialista,
E eu admirei-me, porque não julgava
Que se me pudesse chamar qualquer coisa.
Eu nem sequer sou poeta: vejo.
Se o que escrevo tem valor, não sou eu que o tenho:
O valor está ali, nos meus versos.
Tudo isso é absolutamente independente da minha vontade.

7-11-1915
Alberto Caeiro

1 comentario:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Como siempre, Carlos, un placer leer tus reseñas y comentarios sobre nuestro admirado Pessoa.

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